Proyecto Marulo: !en el fragor de la lucha o en la quietud de la muerte!

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Por Proyecto Marulo

 En el instaurado orden de cosas actuales, la normativa de lo yermo impide fluir las fuerzas de lo vivo. Espectamos en un eterno presente, crisálidas sin horizonte de alas, cascadas torrenciales envasadas en botellas mercantiles. La filosofía abanderada en la academia, se enjauló en los estériles límites de la institución. Recordemos, volvamos a pasar por el corazón sus primigenias inquietudes ya vetadas: caminar la palabra, darse con amor palpitante a la urgencia inminente de la vida y sus misterios, ser éxtasis de asombro, pregunta que arde. ¿Desde cuándo y por qué las preguntas que alguna vez desestabilizaron el cosmos, pasaron a ser poco más que féretros del lenguaje? Algo inmóvil y opaco que anuncia su muerte en la congelada formalidad de artículos científicos.

La filosofía, o es combativa, o renuncia a la posibilidad de abrir brechas a mundos posibles. Ya no solo se trata de combatir la ignorancia, sino la repetición reproductiva de verdades instauradas. Las cuales no estrechan únicamente el acto de pensar, sino el de quien lo puede hacer. Por eso, politizando y reapropiándonos del deseo, salimos de las mazmorras solipsistas de los castillos de ideas, para compartir soledades en interconexiones comunitarias. Más allá del cogito ergo sum, hoy decimos, nos rebelamos, luego existimos.

Colectivizar la filosofía, dejar de determinarla a partir de escuelas y autores canónicos. Romper las lógicas eurocentristas que se implantan como paradigma recto y unívoco del conocimiento, ya que, no solo es lo que se piensa sino la manera en que se piensa. En este sentido, procuramos la experimentación de un nosotr@s siempre en deconstrucción, en comunidades de la amistad y la hospitalidad; dejándonos afectar por las resonancias de la voz del pensamiento vivo. Combinamos historia, política y poesía, para no momificar lo que la filosofía ha sido, no contemplar indiferentemente lo que está siendo, y no solo esperar lo que será. Esta vez la filosofía no llegará tarde. Pese al cansancio que amanece con nosotros, juveniles, le hablaremos con trueno a sus sentidos adormilados, para que empiece no solo a escribir, sino a pensar con sangre en las venas. Ya basta de ideas petrificadas en los anales de la historia. Ya esperamos lo suficiente. Hoy queremos y decidimos vivir. Tomamos el ahora como nuestro. El temblor saldrá del temor. La crítica a la razón será pura en la acción. La interpretación del mundo será inseparable de su transformación.

No será el mundo anquilosado, enclaustrado en lo que se conserva intacto e intocable, el que marque las pautas de la mayoría de edad para la autonomía. ¿Cuándo sino ahora, quién sino nosotrxs? Para subvertir las existencias volvamos a decir: “seamos realistas pidamos lo imposible”. Hoy la necesidad le exige a las posibilidades hacerse reales. Alonso Quijano se hizo don Quijote a fuerza de soñar, le exigió a las convenciones de la realidad abrir las puertas al delirar, se lanzó cual caballero andante en el rocinante de lo precario, espíritu libertario de nobles ideales, salió de la Mancha, y sin consenso, se tomó el cielo por asalto. Como el Quijote, somos seres de promesas, y hay quienes no tememos prometernos el infinito. Es así que la filosofía a fuerza de pensar, será transformación hacia la emancipación.

La comodidad es el albor de la muerte, la endogamia y la autosatisfacción. En la actual fase del capitalismo cognitivo, son estos los parámetros de la medición del mérito, y a la vez, son el reflejo de la indigencia filosófica. No más reconocimiento personal sin un conocimiento vivo e intersubjetivo. Filosofía sin tribunales y cursos sin sacerdotes. Quebrantar las fórmulas de los sumos pontífices del poder, de los especialistas del capital. Con las ideas abrimos mundos pero no para mirarlos en la distancia. Somos responsables del mundo que no hemos creado, por eso nos jugamos la vida en el pensar. Ya no queremos ser espectadores de nuestra propia indigencia y pasaremos a ser potencia transformadora hacia la vida digna. Hemos decidido materializar todo lo anterior en el Proyecto Marulo.

Gustavo Marulanda fue un compañero de fulgor revolucionario, quien nunca separó su proyección filosófica de su vocación social, su fragor incesante ardió entre la sed de justicia y la ausencia de ella. A Gustavo solo por encarnar sus ideas lo desaparecieron, creyendo que con él morirían sus ideas. Pero Marulo vive, y no como ícono o ídolo, sino como fuerza incesante de renovación para las luchas estudiantiles. Denunciamos la falta de compromiso con la memoria histórica, que ha tenido la universidad en general y el instituto de filosofía en particular. Y seremos nosotrxs quienes a partir de un espacio físico, reanudaremos la continuidad de su lucha. Nos declaramos elementos activos y partícipes de la universidad que queremos. De un pensamiento sin condiciones y de una autonomía real, fuera de las arcas abstractas de la institucionalidad. El secreto es comenzar.

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