Con hambre no hay cuarentena que valga

WhatsApp Image 2020 04 13 at 12.48.24 PM Por Redacción AMA

Mientras el mundo entero está confinado por el virus, en muchas ciudades latinoamericanas se han notado las protestas por la falta de alimentos y ayudas humanitarias con los ciudadanos más pobres y que viven del rebusque o la economía informal. Medellín no es un caso alejado al panorama de incertidumbre, que desde antes del Covid-19, vivía por la falta de empleo y oportunidades para solventar la economía familiar.

A esto se suma la llegada de cientos de venezolanos a la ciudad para engrosar la tasa del rebusque y para posibilitar a los dueños de los negocios pagar menos por el trabajo; típico de los avivatos en las crisis. Todos los venezolanos fueron despedidos de sus trabajos apenas comenzó la cuarentena, y como eran trabajos informales, nadie responde por ellos.

La pobreza crece y con ello la xenofobia. Por eso hoy los venezolanos están en una crisis más aguda; pandemia, desempleo, lejos de su país y rechazo de los colombianos. El caso más cercano que conoció la AMA fue el de un cacerolazo que hicieron varias familias el 13 de abril desde las nueve de la mañana en el barrio Los Ángeles, en el centro de la ciudad.

Tuvimos la oportunidad de hablar con Herinan Medina, venezolana que vive en uno de los inquilinatos ubicados en ese barrio, entre las calles Echeverry y Mon y Velarde. En ese lugar viven 36 personas, entre colombianos y venezolanos, tres niños y un bebé de 15 días de nacido, además una anciana que casi no puede ver.

“La mayoría trabajamos en restaurantes, mi esposo y yo trabajamos en restaurante. Unos trabajan en ventas ambulantes, otros trabajan en empresas de zapatos que también están cerradas. Estamos todos aquí sin hacer nada”, dice.

Herinan asegura que la dueña del inquilinato ha sido consciente y les está fiando los días que pasan allí, porque se paga por días. “No nos está exigiendo, pero cuando salgamos de esto sí tendremos que pagar las deudas”.

Desde el primer día de confinamiento se han quedado sin alimentos porque también se quedaron sin trabajo, y ya se gastaron los pocos ahorros que tenían. Por eso se vieron obligados a salir a la calle y hacer un cacelorazo, hacer ruido para que vecinos y transeúntes supieran de la crisis que están viviendo, porque tampoco han recibido ninguna ayuda estatal. “Nosotros vamos a seguir aquí hasta que lleguen las ayudas”, agrega.

Y después de hacer ruido en la calle muchas personas del barrio les estuvieron entregando alimentos y algo de dinero durante el día. “Lo que recogimos es para todos, vamos a comprar el gas y pagar los servicios”.

La Policía estuvo pasando por el lugar, avisándoles que no fueran a bloquear la vía. Un medio de comunicación, que no saben cuál, estuvo en la mañana grabando. Ningún funcionario de la alcaldía de Medellín estuvo allí para hacer un censo o verificar la situación.

Pero esto tiene un trasfondo. También estuvimos hablando con un habitante del barrio los Ángeles y nos contó que desde el segundo día de la cuarentena nacional los vecinos del barrio vieron cómo las cuadras se llenaron de policías. “Alrededor de 15 motorizados, dos patrullas y el helicóptero, daban vueltas segundos antes de que se escuchara una detonación en la cuadra del lado que dañó las líneas telefónicas hasta el día de hoy (13 abril)”.

Y agrega: “Este es un barrio de casas muy antiguas habitadas por ancianos, y de sótanos repletos de migrantes venezolanos. Ese día del operativo se escuchó la algarabía de estas personas, se vio salir un policía herido y un furgón lleno de gente, los vecinos habituales todavía no entendemos qué sucedió”.

El habitante del barrio nos hizo saber que se han presentado otros operativos, no tan llamativos, pero sí hay una constante presencia de los patrulleros en moto que “arrinconan a los transeúntes hasta que regresen a sus casas, una presencia en gran parte animada por la líder comunal de la zona que le profesa al Centro Democrático”.


Y para completar, se ha regado el rumor de que los venezolanos, por estar en pobreza y vivir hacinados, son los que van a propagar el virus, “muchos quisieran que se fueran, otros vemos a los niños de estas familias recorrer las casas en busca de ayudas alimenticias y tratamos de ayudar en lo que podemos”, termina diciendo el vecino del barrio Los Ángeles.

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