El movimiento social y el exterminio de sus líderes: el caso de Juan David Quintana

Por: Movilicemonos Pueblo

Se cumplen dos años del asesinato de Juan David Quintana, destacado y reconocido líder comunitario y defensor de derechos humanos de Medellín, asesinado en el barrio Popular de la comuna Uno en la Zona Nororiental, exactamente al otro lado de donde vivía y de donde provinieron las amenazas contra su vida.Circunstancia que ha llamado poderosamente la atención a quienes conocen el modus operandi de las bandas criminales que controlan los barrios de la ciudad.

La maquinación para eliminar a Juan David, reviste particular importancia por el modo y las causas que llevaron a su muerte.

Lo que él mismo contó días antes del atentado que acabaría con su vida, es que un grupo de personas vinculadas al saqueo de los recursos del Presupuesto Participativo lo habían amenazado por oponerse a que se robaran los dineros públicos del PP.

Como se sabe, el PP es una iniciativa que surgió de las comunidades urbanas (Brasil) que pedían mayor participación, democratización e incidencia directa en el gasto público, mecanismo por medio del cual la comunidad decide cómo invertir un porcentaje mínimo de los ingresos municipales.

Fue durante la alcaldía de Sergio Fajardo Valderrama (2004-2007) que se tomó la decisión sobre el presupuesto municipal, creándose el programa de PP, asignándole un 5% del presupuesto total de la ciudad, el cual buscaba una nueva forma de gobernar y participar, desde la planeación del territorio.

La historia de Juanda, como cariñosamente lo conocíamos, está relacionada con las dinámicas de participación e incidencia política que permitió el PP. Proceso que enfrentó a quienes como él y muchos otros desde diferentes organizaciones y procesos sociales, defendían los objetivos para los cuales fue creado el PP, que no eran otros que democratizar, incrementar la participación ciudadana e impactar positivamente en la vida de la gente de los barrios y las comunas en cuanto a su infraestructura de vías, acueductos, restaurantes y bibliotecas escolares, escenarios deportivos y culturales, y otras formas de participación de la población por edades y género.

La puja por los proyectos y dineros del PP, llevó a una dura disputa donde diversos actores disputaban para obtener acceso a éstos; unos apelando a formas institucionales a partir de un ejercicio ceñido al ordenamiento legal, y a los fines para los que fue creado; y otros en asocio con bandas armadas que gobiernan con el silencio impuesto en amplias zonas y barrios de la ciudad, desarrollaron una estrategia bajo la presión armada para cooptar desde Juntas Administradoras Locales, Juntas de acción comunal, ONGs y diversas organizaciones sociales, culturales y deportivas, los dineros a partir de proyectos que una vez eran aprobados, los distribuían entre ellos.

La muerte de Juanda sigue los mismos patrones de muchas otras que han ocurrido en la ciudad, que han terminado con la eliminación de quienes decidieron oponerse a la corrupción, la injusticia y la cooptación del PP para fines distintos a los que fue creado. Como el caso de Luis Fernando Wolff, profesor jubilado de la UN, defensor de Derechos Humanos y miembro activo del Frente Amplio por la paz, quien fue asesinado el 27 de abril, exactamente un mes antes que Juanda, por denunciar malos manejos de los recursos públicos en el barrio donde residía, el Carlos E. Restrepo.

Entre las denuncias que hizo Juanda, que reposan en la Fiscalía de Medellín, hay una donde señala el vínculo entre algunos líderes comunales, operadores del PP, funcionarios de la administración municipal y bandas criminales que controlan los barrios de la ciudad. Contaba que un día fue a una citación a la Fiscalía para ampliar su denuncia y lo sorprendieron mostrándole una denuncia contra él, donde aparecía con foto y un homónimo como integrante de una banda criminal.

A partir de ahí supo que quienes venía denunciando, incluido el rector de un colegio de la ciudad con vínculos con bandas armadas para quedarse con dineros del PP, buscaban callarlo a cualquier precio. Para ello negociaron con su vida como si fuera una miserable mercancía, “negocio” que consistió en dar “permiso” a sus asesinos, que provenían de la Comuna Noroccidental, para asesinarlo a plena luz del día, el 27 de mayo en un una cuesta del Popular Uno, barrio del al otro lado de la ciudad, cuando se dirigía en moto a su sitio de trabajo.

Juan David fue un comprometido activista político, promotor de lectura con las y los niños, que se destacó desde muy joven en el trabajo con las comunidades en los barrios y comunas de la  ciudad, desde comienzos del 2000. En el 2006 junto con un amplio y diverso grupo de amigos y amigas fundó el Colectivo Movilicémonos Pueblo en la Comuna 5 y 6, y desde entonces se convirtió en un incansable líder barrial.

Hizo trabajo social e impulsó una amplia diversidad de actividades guiado por valores humanos como la dignidad, la tolerancia, la libre expresión, la libertad, la igualdad, la participación directa de la comunidad en los asuntos y problemas del barrio y la ciudad, el respeto por los demás, el rechazo a las injusticias; vio en la formación cultural, la lectura y el deporte métodos idóneos para arrebatarle niños, niñas y jóvenes a la guerra.

Juanda estaba poseído de una noble convicción: que los seres humanos por más imperfectos que fuéramos, por más que padeciéramos las condiciones en que se vive en una ciudad que ha sufrido como ninguna la deshumanización causada por la guerra, gozaba de la capacidad de dar respuesta a los más complejos y difíciles problemas a que la vida los sometiera.

El vil asesinato de Juan David nos arrebató un ser íntegro, un defensor a ultranza del Estado Social de Derecho y lo que éste significa en derechos fundamentales y libertades para la gente más desprotegida y excluida de la sociedad. Esa era su visión del mundo. Por ese ideal murió y por él le arrebataron su vida sagrada.

Juan David era por supuesto mucho más, de ello no guardamos la menor duda quienes lo llevamos presente en nuestras luchas por dejar atrás lo viejo, lo que tiene que acabar de morir en Colombia: la guerra para que germine en nuestro país la paz y la reconciliación.

¡QUE LA PAZ NO NOS CUESTE LA VIDA!

¡MOVILICÉMONOS PUEBLO POR EL DERECHO A LA VIDA DIGNA Y EN PAZ!

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